— ¡Pinocho! ¡Pinocho! ¡Me das verdadera lástima!
— ¿Por qué te doy lástima?
— Porque eres un muñeco y, lo que es peor aún, porque tienes la cabeza de madera.
Al oír estas palabras saltó del suelo Pinocho muy enfurecido, y cogiendo un mazo de madera que había sobre el banco, se lo t [...]