Como cada a?o, se ha iniciado esta ma?ana la migraci?n de los adolescentes de est?tica g?tica y "Black" hacia el norte de Europa, huyendo del inclemente sol de agosto. Este movimiento migratorio es uno de los fen?menos m?s fascinantes de la naturaleza y son cada vez m?s los curiosos que acuden a las ciudades para contemplar c?mo los g?ticos, bajo sus casacas de cuero negro, se alejan lentamente arrastrando sus b?rtulos y, en ocasiones, cubriendo sus rostros con velos y sombrillas de tul.
La piel blanca y mortecina de los g?ticos es muy delicada y, por eso, se han adaptado migrando cada verano. Evitan as? que el sol acabe bronce?ndoles y d?ndoles un aspecto m?s saludable. Los turistas, llegados desde distintos puntos de Espa?a, se acercan a los principales n?cleos urbanos como Madrid y Barcelona para observar el espect?culo desde la distancia. Se procura no interferir en sus costumbres para no hundirles m?s en la depresi?n.
"Vinimos por primera vez hace unos a?os y ahora somos asiduos", explica un hombre que contempla a los g?ticos mientras finge que se toma una ca?a en una terraza. "Durante el d?a est?n algo m?s inactivos pero al anochecer empiezan a hacer acto de presencia con sus apagados colores. Es un espect?culo sobrecogedor ver desfilar sus siluetas mientras se van. Yo de joven fui un poco 'jebi' y s? lo mal que se pasa en verano".
Aunque son muchos los que no comprenden las tradiciones de esta tribu urbana, sus integrantes se defienden con temperamento: "Supongo que lo f?cil ser?a que nos quit?ramos los cors?s, el cuero, y que nos pusi?ramos una camisa hawaiana, pero nosotros llevamos la oscuridad muy adentro. No se puede ser g?tico s?lo en invierno y cuando conviene. El dolor, el miedo y la desaz?n de nuestras almas nos acompa?an todo el a?o. Antiguamente nos oblig?bamos a vivir s?lo de noche para evitar el sol y mantener nuestra piel del color adecuado; ahora hemos descubierto que lo mejor es ir a Noruega durante agosto o all? donde nos lleve el Interrail."
Es habitual que, durante estos movimientos migratorios, algunos j?venes despistados acaben desvi?ndose y separ?ndose del grupo. De hecho, el a?o pasado pudo encontrarse a un g?tico perdido en una playa de Denia. Algunos voluntarios se ofrecieron a pagarle un billete para que se reuniera con sus compa?eros. El joven, sin embargo, confes? finalmente que no se hab?a perdido sino que sus padres le hab?an obligado a irse de vacaciones con ellos.